¡Capítulo dos de Lost! :)

  ¡Wo-hola cazadores! ¿Qué tal estáis? ¿Qué leéis en estos momentos?
Yo estoy aquí, viendo la primera película de Harry Potter por octava vez en toda mi vida, nunca me canso de ella. ¿Cuál es la película que más veces habéis visto? Hoy os traigo el segundo capítulo de Lost, la historia que estoy subiendo aquí en el blog y en Wattpad; espero que os guste! :)

  Los siguientes días pasan lentos, entre clases y exámenes. Los profesores, o mejor dicho, los hologramas, se empeñan en hacernos la vida imposible cargándonos de deberes e impidiendo que podamos estudiar. Luego se quejan de las malas notas y nos llaman incompetentes. Ja.

  Marlene me mira desde la última mesa de la clase, enrollando un mechón de su cabello. Tiene el pelo oscuro, de color negro azabache y los ojos marrones. El uniforme le hace una figura esbelta, con los pechos bien proporcionados y las piernas delgadas pero no en exceso. Le queda bien. Entiendo por qué los chicos siempre se fijan en ella. Todo le queda bien. Hasta el pijama gris que usamos por las noches o la ropa que nos ponemos los fines de semana.

  No sé por qué me observa, pero cuando lo hace me siento incómoda. La sirena suena justo en ese momento, y doy un respingo en mi sitio al notar una mano en el hombro cuando todos empiezan a salir apresuradamente. Giro la cabeza y veo la cabellera clara de Cassie.

  —Hoy vamos a dar una fiesta —me dice como si fuese lo más normal del mundo.—En el patio. Les hemos pedido permiso a los profesores, así que no te preocupes, no pasará nada. Como eres tan... —piensa la palabra mordiéndose el labio.

  —¿Por qué me hablas de esto si no me importa? —la interrumpo.

  —Estás invitada. Ponte algo bonito si vas a venir.

  Y entonces se marcha y comprendo por qué Marlene me miraba con tanta intensidad: ahora mismo soy un objeto en sus manos. Un objeto del cuál reírse al principio y abandonar después, como algo que empieza a interesante y luego te olvidas de que existe. Como nuestra amistad.

                                 

   *      *      *

  Básicamente me veo obligada a asistir a la fiesta, sólo porque por megafonía los profesores han avisado de que ir a la celebración de CC (comienzo de clases), sube la nota. Todo por estar organizado por Marlene. Y si eso ayuda a mis ya casi perfectas calificaciones, me apunto. Aunque la vestimenta más adecuada que tengo para la fiesta es el uniforme, no me lo pongo. Simplemente me quedo tumbada en la cama hasta que Marlene me grita que me ponga de pie. Lo hago, muy perezosamente.

  —No pensarás ir con eso, ¿verdad? —me pregunta, señalando el uniforme despectivamente, con una mueca que estropea su perfecta cara. Su nariz respingona y los labios voluptuosos se arrugan en una mueca.—No me puedo creer que después de todo el tiempo que estuvimos juntas, no se te haya pegado nada de mí, Etherea —que me llame así me molesta. Hace poco me llamaba Rea.

  —Puedo dejarle algo —comenta Nile, apareciendo en las espaldas de Marlene, como si fuese su sombra. Aunque realmente lo sea.

  —Oh, no —digo, haciéndome la dolida—. No me gustaría manchar tu preciada ropa con mi asqueroso aroma "no popular", Nile. O mejor debería decir Niliana —comento con sorna. Marlene y yo somos las únicas que sabemos que Nile no es su verdadero nombre. Lo odia.

  —Déjalo, Nile —bufa Marlene, mirándome con las mejillas rojas, como si se estuviese aguantando las ganas de abofetearme. Puede que así sea.—Yo te puedo dejar la ropa, ya sabes que aunque tenga más pecho que tú y esté más delgada te va a sentir bien. Y antes de que protestes, a mí no me importa tu aroma "no popular". He pasado mucho tiempo contigo y no me he muerto.

  No me molesta lo que dice, si no en la manera en cómo lo hace. Parece que quiera decir: "He pasado mucho tiempo contigo y no me he muerto. De milagro". Sin embargo, me tiende un vestido muy ajustado, que rechazo al instante.

  Ella no deja de agitar la percha delante de mí, así que cinco minutos después estoy embutida (literalmente) en un vestido negro y estrecho que hace que no pueda respirar. Al menos elijo los zapatos, que son lo más corriente que se puede llevar aquí: unas manoletinas. Aunque he estado a punto de coger unas zapatillas negras.

  —No entiendo por qué hacéis esto.

  —Por una razón: no queremos que nos avergüences —dice Nile, haciéndose un lazo con una cinta rosa que envuelve su vestido. ¿He dicho que odio los vestidos? Me siento muy incómoda con ellos.

  —Ah —contesto, simplemente. Voy al baño y me hago una nueva coleta.

  Otra cosa que odio, aparte de los vestidos son: el pelo suelto, los tacones, a Nile... todo lo que tenga que ver con cosas femeninas y que sacan de quicio. Soy feliz con el pelo recogido, unas zapatillas y con la soledad. Al menos no corro el riesgo de que me odien por algo que diga.

  Salgo del servicio y abro mucho los ojos cuando veo a James, parado en medio de la habitación, sentado en mi cama y observando cómo Marlene se desnuda para ponerse un vestido rojo. ¿Por eso quería hablar conmigo? ¿Para acercarse más a Marlene? Pues ya lo ha conseguido.

  ¿Qué os ha parecido el capítulo dos? ¿Os sigue gustando James? Que sepáis que es uno de mis personajes favoritos, jaja. Espero que os esté gustando la historia, ya que me estoy esforzando muchísimo. Cazad muuuchos vampiros! <33